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Los 7 pecados capitales del pádel

Daremos un repaso por estos siete “errores” que todo jugador de pádel comete alguna vez y que forman parte del pádel



Si el deporte es una religión para muchos, el pádel es nuestra forma de rezar a golpe de derechazos y revés a lo largo y ancho de la pista. Pero como fieles seguidores a esta disciplina también solemos cometer errores atribuibles a los 7 pecados capitales, deportivamente hablando. Hoy daremos un repaso por estos siete “errores” que todo jugador de pádel comete alguna vez y que forman parte de este maravilloso deporte que tan buenos momentos nos ha dado y nos seguirá dando.

La soberbia

La actividad física es sinónimo de ambición, sino jamás llegaríamos a conseguir buenos resultados superándonos a nosotros mismos. Sin embargo, un exceso de ambición, en contadas ocasiones, puede llevarnos a errores catastróficos por creernos mejores que el compañero o el rival. El pádel es un deporte oscilante donde al mínimo fallo el rival puede coger confianza y remontarte un partido que, a priori, parecía ganado fácilmente.

Respecto al compañero cada uno tiene sus pros y sus contras (sí, tu también) por lo que las fuerzas no deben ir dirigidas a dar el máximo de cada uno por separado sino a saber aprovechar los puntos fuertes de cada uno para disimular los fallos colectivos.

La avaricia

Dos son las causas de por qué un jugador de pádel comete errores de avaricia. El primero tiene que ver con los golpeos, ya que en muchas ocasiones nos encontramos “on fire” y queremos llegar a bolas imposibles donde nuestro compañero estaba mejor situado. ¿Resultado? Un punto perdido por no saber frenar dicha avaricia. ¿Te ha sucedido, verdad?

La segunda razón de esta avaricia tiene que ver con el nivel físico del propio jugador de pádel. Amamos nuestro deporte y, en consecuencia, deseamos jugar todos los partidos posibles, sin tener en cuenta el cansancio físico acumulado. A medio y largo plazo nos encontraremos con problemas físicos relacionados con el sobreentrenamiento por no haber respetado uno de los pilares básicos del deporte: el descanso.

La Envidia

“Vaya pala de profesional lleva”, “¿qué se cree con esas zapatillas carísimas” o “que deje de tirarme bolas imposibles” son frases típicas del pádel que declaran el tercer pecado capital de dicha religión. Normalmente es envidia sana, de esa que te hace mejorar para aprender de jugadores que tienen un nivel de juego superior o que prefieren curarse en salud invirtiendo en un buen equipamiento deportivo. Siempre que sea en ese contexto sano, la envidia te hará mejorar como jugador.





La ira

Si practicas deporte, antes o después, sufrirás los efectos de este cuarto pecado capital. Cuando el juego no va tan bien como esperamos y fallamos más de lo debido nuestra ira comienza a ascender. Es en ese momento cuando tenemos que dejar la mente fría y desarrollar nuestros mejores golpes desde la confianza y la tranquilidad, porque de lo contrario seremos incapaces de controlar nuestra fuerza y acabaremos impactando la bola contra la pared o dando un golpe demasiado bajo que provoque la pérdida de un punto importante.

La lujuria

En parte este quinto pecado capital puede estar relacionado con la envidia. Si vemos que nuestro compañero o nuestros rivales más habituales ascienden poco a poco en cuanto a calidad de sus palas o equipamiento, allá que vamos a no quedarnos atrás adquiriendo mejores palas o unas zapatillas que agarren mejor. La lujuria está bien siempre y cuando nos haga falta subir un escalón en la calidad de nuestros materiales.

La gula

Independientemente de que queramos mejorar nuestro golpeo de derechas, subir más rápido a la red o aprender nuevas tácticas sobre la pista, no debemos olvidar que el pádel es un deporte lúdico, y que si nos tenemos que tomar unas cervezas (con su correspondiente tapa) después de la partida, pues se toman. Este es, en parte, uno de los pecados en los que más puedes caer. Pero ojo, nada de excesos ya que cualquier desajuste nutricional se verá reflejado en tu juego de pádel.

La pereza

El mayor enemigo del deporte. Debemos combatirla haciendo de nuestra actividad, en este caso el pádel, un hábito. Pero si deseamos mejorar en nuestro juego toca trabajar la parte física con sesiones específicas para tal fin. Potencia, coordinación, agilidad y velocidad son algunos de los conceptos que deben incluirse en nuestra programación de entrenamientos.





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